¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño
De espadas que los tártaros soñaron,
Dónde los fuertes muros que allanaron,
Dónde el árbol de Adán y el otro Leño?
El presente está solo. La memoria
Erige el tiempo.
Sucesión y engaño
Es la rutina del reloj. El año
No es menos vano que la vana historia,
Entre el alba y la noche hay un abismo
De agonías, de luces, de cuidados;
El rostro que se mira en los gastados
Espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
Otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.
Jorge Luis Borge (1899- 1986)
Este es un Blogger cuyo objeto, sustancial, radica en compartir, dar a conocer algunas de las obras literarias de Mario Polanco Santos y otras de los autores de su afinidad. Puesto que la globalización, del mundo actual, y la tecnología nos han alcanzado; nadie puede, ipso facto, adoptar una actitud reacia ante el debate, la aportación personal (ideas, propuestas…) en el Internet y las múltiples redes sociales. “Tienes que amar la lectura para poder ser un buen escritor..." (Carlos Fuentes)
miércoles, 30 de julio de 2014
viernes, 4 de julio de 2014
"Amor Jurídico"
¿Por qué me dejaste amor?
Si yo, reconozco jurídicamente que te amo...
Cómo no apelar a vos? si fuiste mi recurso de amparo; mi tribunal de casación; mi unificador de sentimientos; mi única instancia?
¿Cómo no reconocer tus derechos posesorios sobre mi? Si en mi desarraigo fuiste mi domicilio constituido... o procesal (nunca supe la diferencia amor,¿la hay?)
Y aquellas noches amor, oh!!!; Cómo olvidarlas!!! Si en ellas vivimos los hechos conducentes, que en definitiva, permitieron mi apertura a prueba.
Y es cierto mi amor, sé que la documental no llegó a cumplirse, pero debes reconocer, al menos, que en la confesional mis sentimientos fueron más claros que nunca... casi diría que hicieron plena prueba. ¡Ay amor!
¡Mi dulce exhorto! Mi notificación válida! Mi posesión legítima, aunque viciosa!
Mi sentencia favorable y definitiva: ¿por qué me abandonaste? ¿Porqué tuviste esa dura contestación a mi demanda? ¿Acaso no cabe, todavía, en tu corazón un recurso extraordinario? ¿Acaso no transarías, no conciliarías? ¿No homologarías, no acordarías? ¿No Bordarías, no Llambías? Mi amor... larga viene siendo mi espera... y mi quita Mi amor, el tiempo corre y los sentimientos caducan ¿o prescriben? (¡Maldita confusión entre caducidad y prescripción!) ¿Sabes?
Con este poema jurídico y amoroso, amoroso y jurídico espero revertir la carga de la prueba, espero tu última respuesta pero sin chicanas amor, que mi dolor no las toleraría.
Es que no puedo negar que mis sentimientos entraron en cesación de pagos, pero por favor amor no me pidas la quiebra. Busquemos un acuerdo preconcursal o preventivo. Busquemos una salida, la que prefieras, porque sino amor... moriré. Moriré antes de que el proceso alimentario haya concluido. ¡Mi caso federal, cuánto te he amado! Y siempre con probidad y buena fe...
¿Y vos como me contestaste? Con temeridad y malicia, corriéndole traslado a otro, a un tercero, a un, perdón que lo diga, un "penitus extranei" que rompió nuestro vínculo.
¡Ay si la "manus inectio" todavía existiera! ¿Imaginas mi amor con qué parte del cuerpo de ese "extranei" me hubiera cobrado? Exactamente de ahí mi amor, imaginas bien...
Y así y todo mi amor, mi viejo amor jurídico, me dejaste... Me dejaste amor me dejaste me dejas... me... ¡Poca miseria amor! Pero sabes? A medida que deslizo mi romántica pluma (Sylvapen 2 km) sobre este retazo de papel receptor de emociones, de congoja y negra tinta pegajosa y maloliente que a chorros deja mi frente sucia, me doy cuenta que lo nuestro nunca hubiera sido posible...
¿Cómo yo, un amante de veras, preparado con Salvat, Zaffaroni, Soler, Abbot et Costello, entre otros tratadistas más, pude enamorarme de vos, cometiendo este error de derecho inexcusable?.
Autor: Matilde Alba Swan
Cómo no apelar a vos? si fuiste mi recurso de amparo; mi tribunal de casación; mi unificador de sentimientos; mi única instancia?
¿Cómo no reconocer tus derechos posesorios sobre mi? Si en mi desarraigo fuiste mi domicilio constituido... o procesal (nunca supe la diferencia amor,¿la hay?)
Y aquellas noches amor, oh!!!; Cómo olvidarlas!!! Si en ellas vivimos los hechos conducentes, que en definitiva, permitieron mi apertura a prueba.
Y es cierto mi amor, sé que la documental no llegó a cumplirse, pero debes reconocer, al menos, que en la confesional mis sentimientos fueron más claros que nunca... casi diría que hicieron plena prueba. ¡Ay amor!
¡Mi dulce exhorto! Mi notificación válida! Mi posesión legítima, aunque viciosa!
Mi sentencia favorable y definitiva: ¿por qué me abandonaste? ¿Porqué tuviste esa dura contestación a mi demanda? ¿Acaso no cabe, todavía, en tu corazón un recurso extraordinario? ¿Acaso no transarías, no conciliarías? ¿No homologarías, no acordarías? ¿No Bordarías, no Llambías? Mi amor... larga viene siendo mi espera... y mi quita Mi amor, el tiempo corre y los sentimientos caducan ¿o prescriben? (¡Maldita confusión entre caducidad y prescripción!) ¿Sabes?
Con este poema jurídico y amoroso, amoroso y jurídico espero revertir la carga de la prueba, espero tu última respuesta pero sin chicanas amor, que mi dolor no las toleraría.
Es que no puedo negar que mis sentimientos entraron en cesación de pagos, pero por favor amor no me pidas la quiebra. Busquemos un acuerdo preconcursal o preventivo. Busquemos una salida, la que prefieras, porque sino amor... moriré. Moriré antes de que el proceso alimentario haya concluido. ¡Mi caso federal, cuánto te he amado! Y siempre con probidad y buena fe...
¿Y vos como me contestaste? Con temeridad y malicia, corriéndole traslado a otro, a un tercero, a un, perdón que lo diga, un "penitus extranei" que rompió nuestro vínculo.
¡Ay si la "manus inectio" todavía existiera! ¿Imaginas mi amor con qué parte del cuerpo de ese "extranei" me hubiera cobrado? Exactamente de ahí mi amor, imaginas bien...
Y así y todo mi amor, mi viejo amor jurídico, me dejaste... Me dejaste amor me dejaste me dejas... me... ¡Poca miseria amor! Pero sabes? A medida que deslizo mi romántica pluma (Sylvapen 2 km) sobre este retazo de papel receptor de emociones, de congoja y negra tinta pegajosa y maloliente que a chorros deja mi frente sucia, me doy cuenta que lo nuestro nunca hubiera sido posible...
¿Cómo yo, un amante de veras, preparado con Salvat, Zaffaroni, Soler, Abbot et Costello, entre otros tratadistas más, pude enamorarme de vos, cometiendo este error de derecho inexcusable?.
Autor: Matilde Alba Swan
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)