“El primer deber de todo Estado, decía
Thomas Hobbes en su libro Leviatán de 1651, es: proteger la vida de sus
ciudadanos”
Nos ha tocado vivir un México, que, en
pleno siglo XXI va tomando, categóricamente, una tendencia retrógrada.
Esto por cuanto hace a, uno de los más
viles (despreciable) acontecimientos
sociales: El homicidio. Del que millones de personas están siendo víctimas. ¿Y
todo por qué, queridos, amigos? Una de las muchas respuestas a esta
interrogante es: Por la falta de eficacia, en muchas ocasiones, de las
políticas sociales para la prevención del delito. En efecto, estimo, que el
mencionado problema socio-político, es gravísimo y puede afectar el desarrollo
socioeconómico, sobremanera, del país.
Compañeros, la competencia de la que
somos parte, en nuestro entorno social, es el principio de toda guerra y en
consecuencia, de acciones ruines (despreciable)
que provocan que la gente mate a sus semejantes.
Por lo que toda a las políticas de
prevención del delito, podemos afirmar, sin que quepa objeción en contra, que,
el gobierno es ineficiente, y muchas veces, hasta falto de visión o de
perspectiva.
Otra circunstancia, que, puede nombrarse
como causa del homicidio es, por mucho, la lucha de clases entre ricos y
pobres, entre gobernantes y gobernados; las consecuencias que engendra esta
situación, son en demasía, factores determinantes en el homicidio. Yo pienso,
en gran medida, que, una sociedad educada tiene como signos distintivos: la
educación, la no distinción de clases, la paz, la armonía y la justicia como
pilares sociales.
El Estado debe ocuparse por atender,
apremiantemente, las peticiones y solicitudes de justicia, en el mismo grado,
por igual, de todos y cada uno de sus ciudadanos; el Estado debe cerrar, en
este sentido, paso a la impunidad y corrupción en el sistema de justicia.
En un sociedad donde el gobierno se
preocupe y ocupe primero, por proteger la vida de todos sus ciudadanos, con
medidas y acciones Institucionales, robustas, para la prevención del delito,
esa será una sociedad que se preservará y mantendrá en paz, armonía social, y
cumplirá con el primer cometido de todo gobierno: el mantenimiento del orden
social.
Para tener, a groso modo, una idea de
lo que actualmente representa el homicidio y como se ha ido elevando en cifras,
mencionaré dos datos, muy alarmantes:
Comparando, objetivamente, los
primeros 19 meses del gobierno de Felipe Calderón, con los mismos meses de gobierno de Enrique Peña
Nieto, las estadísticas, en homicidios, de este último mandatario, se han
disparado en un 34% más que el en el gobierno de Calderón. Siendo que las
estadísticas y los números, son los únicos que hablan de la efectividad o
precariedad de un gobierno, surge la interrogante: ¿El Gobierno actual está
siendo superado, tristemente fundado, en la lucha contra el crimen? veamos más contundentes
números:
En México la tasa de homicidios es,
por cada 100 000 habitantes, de 22.9% en promedio. Siendo Guerrero el Estado
más peligroso del país, con una tasa de 64 homicidios, por cada 100 000 personas.
En efecto, estas no son cifras de las que tengamos que sentirnos orgullosos, ni
mucho menos conformes con nuestros actuales gobiernos.
Son datos, desalentadores, para
nosotros como ciudadanos. Pero lo más reprobable y reprochable es seguir viendo
y escuchando los discursos triunfalistas de nuestros gobernantes, en este
rubro, como si no pasara nada al respecto.
Ahora bien, yo quisiera dejar unas
interrogantes para la reflexión:
¿Estamos haciendo lo correcto,
nosotros los ciudadanos, al seguir tolerando las infamias del gobierno en
materia de seguridad?
¿Hace falta gente más capaz, y con
gran espíritu de servicio, en las Instituciones de seguridad del Estado?
¿Qué nos toca hacer a nosotros, como
sociedad, en aras evitar la proliferación de esta masacre?
¿Debe el gobierno impulsar medidas de
prevención del delito como: talleres gratuitos de lectura, deporte, danza, arte
etc., con mayor prioridad e instrumentación entre sus gobernados?
¿Qué le falta al gobierno, actual, por
hacer en materia de seguridad y prevención para que esas terroríficas cifras no
sigan yendo en aumento?
En el orden de prioridades del Estado:
¿Qué lugar ocupan, actualmente, el respeto y protección a los Derechos Humanos?
Para finalizar yo quisiera agregar,
que, una sociedad donde estén completamente cimentadas la educación, la paz, el respeto, la armonía, el orden social: esa será una sociedad
fructífera y modelo para otras naciones.
Mario Polanco Santos.
6 de octubre de 2014
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