se inmiscuyó en mi organismo y ahora yace en mí,
una vez más la angustia se apodera de mis sentidos,
la ansiedad por sanar invade mi débil cardio.
La enfermedad que me invadió,
se obsesionó del alma mía, soy su fiel compañero,
ella, mi eterna acompañante gris, de mis nostalgias...
Tatuado en mi ser, sucumbo ante su voraz garra,
eclipsado con sus trasnoches, ella está siempre allí...
sentada en mis píes descalzos, acariciándome la mejilla,
humedeciendo mis latidos...
A veces se marcha, deja sus maletas y se va para la obscuridad...
esto me torna risueño, de felicidad efímera...
Si ella se fuera, lo juro, no la extrañaría,
tal maldita, tenebrosa, ella es signo de tribulación en mi ser.
Quizás me atrapó el padecimiento...
tal cual secuestrador se enamora de la presa,
o estoy loco- cuerdo- paranoico- depresivo...
sólo sé que me sanaré, lo anhelo en verdad, en algún momento sucederá.
Anónimo.