De tarde en tarde, tú: la mujer que
capta,
que atrapa las miradas, porque ser
apta,
no cabe duda, virtud tuya es,
sobremanera.
Mayra mujer del silencio, lúcida
Mayra…
De anochecer en anochecer, tengo por
oficio:
descifrar esas miradas, esas sonrisas
que me son de beneficio.
Tales son como el alba en la ventana,
como el sol a raya, en alta mar...
Son el principio y el efecto naciente…
De un “hola”, distante, en cada
saludo...
En cada mirada de hito en hito, para
contigo:
uno construye descifrando, por ser un lunático,
tu esencia de mujer,
que por mera complacencia, hace las
veces de amanecer en el noctámbulo anochecer…
Sabiendo que no quiero mirar marchita
tu mirada.
La juventud, frescura de tu mirar, en
gran medida, se ha tornado
inevitablemente, en mi arte de
interpretación, mi pensamiento, mi entretenimiento;
aquello que anhelo, del amanecer al
anochecer…
Porque aun si el desazón se muestra
acá, ante mí:
esa tu sonrisa de oreja a oreja, de
hoyuelo en hoyuelo,
nos rescata de la fricción de la vida
y su vaivén.
Oh Mayra, mujer del misterio,
permíteme señorita, tus miradas, y la
luz, en serio...
que a diestra y siniestra destellan,
esos tus rutilantes ojos cafés.
Ellos que, sin querer, se han vuelto
mi deber moral, de divisar, la felicidad…
Esa tu mirada, con ese par de soles
cafés, tu sonora mirada,
te asemejan a una luciérnaga, a la
que no quiero dejar de ver…
Porque ella guía, en la penumbra,
como lo haces tú.
Traes en tu esencia, de mujer linda,
algo
de lo cual me ocupo y preocupo por indagar…
Sabes que a diario, cada resquicio
del día, por tu caminar…
es el único anhelo, y en tu mirada me
ocupo de navegar.
Esa tu indumentaria, Mayra agraciada,
ya lo he pronunciado,
luce sin precedentes, te miras tal
cual bella…
A cada momento, siempre espléndida,
fulgurosa, radiante.
Has de saber, mujer del faro, que me
hundo,
a cada vistazo, en tu mirada
inabarcable…
Que la inmensidad de tu faz, causa
mucho…
Ocasiona estrépito infinito en nuestro ser.
Y tú caminando lo iluminas todo
cuanto existe
Incluso, el rincón más recóndito de
nuestro alrededor.
Mario Polanco Santos.
2015.
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