miércoles, 24 de julio de 2013

" La luz rutilante del aula: Cecilia Albor "

Tú eres la alumna imprescindible del salón.
Aquel salón sería como un campo sin césped , si faltara tu presencia;
presencia que es como el  catedrático al salón...
Tal cuál el salón es vano sin asientos...


Y el salón solía ser apático como lo es el tímido en público.
Una apatía que se concebia por la falta de confianza y relación...
Relación que solía ser incidental y de ocasión.


Y sucede que a veces llega el agobio y tú nos sacas una sonrrisa de oreja a oreja.
sonrrisa que perdura por la esencia de la misma...
Esencia que deslumbra a la misma realidad...
La realidad que se asoma por la ventana y está omnipresente...


La realidad es que nos asola la austeridad...
Austeridad que se mitiga con la presencia tuya.
La presencia que nos alumbra el día; el día que trascurre cansino...


Intrépida y dicharachera es tu mayor virtud...
Virtud que es precisa descubrir en tí para coincidir...
Y preciso e inegable es concebir tu virud  de humildad...
Esa humildad que es como la sabiduría en el pensador...


Transcurriendo los días se puede apreciar más tu orizonte...
Orizonte que es colosal en virtud de tu sencillez...
Y en tus parques abiertos se pueden mirar las risas jugar...


Y es que eres tan imprescindible que al hacer falta tú, también hará falta el espíritu...
Ese espíritu que dá vida al tétrico salón donde yacemos nosotros los pre-abogados...
Pre- abogados que rompen el tabú de la rigidez...
Rigidez que en esencia es por ética subjetiva...


Tú has sido aquella dama que no le teme al conocimiento cuando opina e interroga...
Tienes el espíritu de una verdadera abogada: obstinada para con el conocimiento...
Conocimiento que te lleva a la confianza y seguridad...


Y deberías creer que no se te podrá echar de menos; 
no se podrá, porque es precisa tu presencia y carisma...
Carisma con el que alumbras en la tiniebla de la adversidad...
En realidad eres el alba de la mañana, la luz del medio día y la luna a fulgores por la noche...


Al final del camino sólo eres eso: la luz y alma del salón de clases.


Mario Polanco Santos
14/ 07 / 2012

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